Reportaje

¿RITO O MALEFICIO?

10:05 Vadorrey 0 Comments

En este trabajo lo que realmente realizo es el ejercicio de pedir ayuda, solicitar información, por lo que encontré en uno de los pilares del puente de Piedras a la altura de las aguas.
Este hallazgo me suponen toda una serie de dudas e interrogantes que mi acelerada imaginación reviste de romance, intriga, celos, sortilegio, hechizos, entrega, juramento, pasión, deseo, sexo, esperanza…
Tantas y tantas cosas,… pero seguro que alguno de vosotros me sugerís cinco, diez facetas mas, que a mi buen o mal entender se me pudieron escapar.
Conocido es de todos que el corazón del enamorado o enamorada, en su pasión busca cosas que compararse puedan con el amor que siente llenar todo su ser.



Y en su deseo pretende que ese amor sea eterno. Sea cual firmamento, y alza la vista buscando algo que comparar pueda a la hermosura de su pasión. El humano enamorado, fijara su atención en la rutilante estrella que destaca en la noche, o en el “carro” de la Osa menor, que en su cita diaria acude todas las noches, unas en firmamento limpio, otras, oculta tras un manto de nubes terrestres.


Pero,… necesita tocarlo, sentirlo próximo, y torna sus ojos a algo que no le prive la noche o las inoportunas nubes, ¿que mejor que un río? Es en la escala humana, perfecto, eterno, constante, cierto es que hoy tranquilo, mañana arrollador, impetuoso, pero sobre todo cercano.
Y aquí, es donde entra el Ebro, es cuando el enamorado o enamorada, pretenden ligar su amor junto a su ser amado reclamando la presencia del río.
Pero mira por donde los sentimientos no son tan perpetuos como se pretende, o quizás son tan volubles como el caudal del río, y pensamos que nuestra entrega, nuestra pasión, no es correspondida en la misma medida por aquel, por quien lo damos todo, de aquel, de quien lo queremos todo, y pensamos que necesitamos ayuda, Un bebedizo, Una droga de amor,… UN hechizo.
Y ante tales dudas y necesidades practicamos el RITO, ¿Seré yo capaz, o ayuda necesito? Conjuro, sortilegio que sujete al amado al momento vivido, que girarse no pueda estando yo a el unido, esto es mas seguro, pongo al río por testigo, que a el entrego el trabajo de mi Rito, para que humano no exista que perturbe lo así unido.
Y el azar, el esfuerzo sobre el remo llevan una barca al pie del puente viejo, donde se encuentran en conjurado abrazo, dos figuras sexuadas, con lazo atadas, es más, encadenadas, de cera dispuestas para la llama, y en su interior, ¿solo cera? O quizás cabellos, lágrimas de esa persona amada, queda en el secreto de quien el rito formulara, pero no el exterior que muestra la causa humana.






Una prenda, una prenda muy privada, quitada con pasión seguro, o quizás también entregada, roja, encarnada como la grana, en su color quizás oculte la entrega más soñada, aquella que se pretende sea por siempre valorada, que torpeza la del hombre que así no lo haga, que ligereza la de la hembra que la entrega sin amor, por nada.

Sea como sea, lo cierto es que allí estaba, pero no solo eso, prendida en ella, en esa prenda soñada, el retrato de la persona amada, faz recortada, pienso yo. Pero quien a mi lado se allá, apunta ¿y si es la odiada? La que se interpone entre los dos amantes de las dos figuras abrazadas, que lo ponen por testigo del abrazo eterno junto a la prenda entregada.
¡¡ No lo toques, no lo toques!! Más que decir brama, - que rompes el hechizo, el trabajo queda en nada.- Varón yo, ella mi desposada, y en tales menesteres parece más enterada, ella apunta el trabajo de, Una Bruja pagada, presiente sortilegio,… amenaza.



 Y se desboca la imaginación, la foto es ¿del pretendido, o del ofendido?, ¿del rito es victima, o de el participa?, lo cierto es que su imagen en extraña amalgama se encuentran en el cauce del río al pie de un puente de edad milenaria.
Dejamos que el rito cumpla con lo previsto, que dos amantes vivan en eterno abrazo, la duda nos queda si es bondad o maleficio.



Se aleja la barca, y quedan en el cauce, abrazados, con cadenas calientes en hombros y piernas, la cinta cubre “púdicamente” el acto apasionado, en lecho de hierba crecido sobre lino batido, la prenda entregada y la faz de un desconocido. Artes de mujer, porque de ellas parece el artificio, artes que parecen sacadas de un tiempo perdido, pero artes actuales que continúan siendo oficio.
No serán los inoportunos nautas los que medien en el rito, o en el maleficio.
Quede como no, cumpliendo su cometido, el elegido por testigo, el RÍO.

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